Road to Perdition

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domingo, 9 de enero de 2011

También la lluvia


También la lluvia ha sido la película seleccionada por la Academia para que represente a España en la carrera hacia los Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa. Sin duda es la propuesta más políticamente correcta que se podía enviar, ya que Celda 211 guarda ciertas similitudes con una película nominada el año pasado: Un profeta que represento a Francia en esta categoría y Lope no puede esconderse de su naturaleza de producto comercial para masas. Aunque las preseleccionadas fueron estas tres ha habido películas mejores que la última de Icíar Bollaín como la última y atrevida propuesta de Alex de la Iglesia, aunque estamos hablando de un imposible ya que el estilo tan personal del cineasta bilbaíno no encaja demasiado con el espíritu academicista (que ironía que sea el presidente de la Academia) .

En También la lluvia se cuenta la historia de un equipo de cine español que va a Cochabamba para rodar una película sobre la llegada al nuevo mundo de Colon y los españoles para colonizarlo y convertir a los indígenas en esclavos al servicio de la cristiandad. Con este rodaje coinciden los disturbios acaecidos en Cochabamba por la privatización del agua por parte de las grandes multinacionales. Gael García Bernal interpreta al director de la película sobre Colon, obsesionado por la película y que no es capaz de ver la gravedad de la situación que les rodea. Luis Tosar interpreta al productor de la película, más realista y consciente que su director. Entre este marco de personajes vamos sumergiéndonos en la situación en la que se encuentra el equipo de rodaje, realizando un símil de la situación acaecida por la privatización del agua en Bolivia y la esclavitud impartida por los españoles quinientos años atrás vista en la película que el equipo trata de rodar entre los disturbios de Cochabamba.

Cinematográficamente hablando la película me parece soberbia y brillante. El símil entre ambas situaciones esta elegantemente narrado, introduciéndonos de pronto en la película sobre Colon como si esa fuese la película que estuviésemos viendo. Cine sobre cine estupendamente bien narrado, una producción solida así como una fotografía y la dirección artística bellamente realizadas. El trabajo actoral no es para menos ya que todos están muy bien situados en sus respectivos papeles, destacando a Tosar, Raúl Arévalo que interpreta al actor que da vida a Fraile Montesinos y el estupendo Karra Elejalde que interpreta al actor que hace de Colon.

Sin embargo es en el mensaje donde no conecto mucho con la cinta de Bollaín. Ya que en ocasiones me resulta didáctica, me pone en una situación en la que no da lugar a otros puntos de vista sobre la situación. Este problema no se ve tanto en la situación actual sobre la privatización del agua como en la historia contada sobre la colonización española. Parece que Bollaín quiere guiarnos por un solo camino en el que los españoles eran unos tiranos (en lo que no le falta razón) y los nativos unos pacíficos pueblos que convivían en armonía con unas sociedades basadas en la igualdad y el derecho cívico. Esto último es completamente falso ya que las sociedades nativas eran tiránicas y opresoras entre sí, al igual que los españoles lo fueron con ellos. Esta realidad se ve reflejada a la perfección en la película Apocalypto de Mel Gibson, donde muestra que la vida humana muchas veces no tenía valor alguno para ellos.

Aunque para mi Bollaín sigue una gran directora con películas impreionantes como esta (aunque no comparta su espíritu) y Te doy mis ojos, película brillante y cruda en la muestra la dureza del maltrato machista sufrido por una mujer a manos de su marido (un espectacular Luis Tosar).

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